Vigo: del swimsuit a lo nuevo, sin perder el hilo
Fotos por: Edrian Rodríguez (@edrianrod). Maquillaje por: Nicole González (@artellista)
Hay marcas que nacen de un plan concreto con cada pequeño paso pensado y otras, la gran mayoría, que se dan por curiosidad y puro enchule con algo que empieza como pasatiempo. El segundo escenario fue el caso de nuestra portada de verano, Vigo Swim.
Mariana Vidal Goss, fundadora y creativa de Vigo, no recuerda haber tenido una visión clara en sus años de estudio sobre lo que quería hacer profesionalmente. “Yo siempre estaba medio perdida, yo nunca sabía qué yo quería hacer con mi vida”, comenzó a contarnos en llamada. Un día, atraída por lo que veía de su familia y buscando un outlet para su creatividad, decidió apuntarse en la Escuela de Diseño de Lisa Thon en Río Piedras. Este salto al vacío fue su primer intento formal con la costura— lo que comenzó como un experimento, le hizo sentido al instante y la llevó a algo grande.
De las piezas rotas al taller en casa
“Siempre me gustó la moda... Mi mamá cosía y mi abuela era modista, así que yo me crié más o menos alrededor de máquinas”, contaba Mariana.
En estos tiempos de autodescubrimiento, mientras estudiaba publicidad y mercadeo en Sagrado Corazón, Vidal empezó a hacer tops con telas heredadas o con ropa vieja de su clóset que picaba y transformaba. “Hacía upcycling sin saber que eso era un término”, dice. Su familia eventualmente notó el interés y le montó un tallercito en casa: su mamá le prestó la máquina, su papá le hizo la mesa de corte.
Entre la curiosidad de sus 21 y los inventos en el nuevo taller, nació Vigo, un nombre que une las primeras letras de sus apellidos: Vidal Goss. “Antes de Vigo lo que había era mucha confusión y mucha rebeldía”, confesó.
Reversibles: una solución que se convirtió en el producto estrella
A pesar de no haber comenzado la marca con un enfoque en trajes de baño, todo se fue moviendo de manera natural hacia ahí. En un viaje a República Dominicana, Mariana se topó con la común problemática de no tener en ese momento para comprarse trajes de baño. Optó por algo mejor; decidió diseñar y hacerse uno reversible para poder llevar menos piezas en la maleta. Lo usó, lo publicó en Instagram, y la respuesta fue inmediata.
Así nació lo que hoy es el gancho principal de Vigo Swim: trajes de baño reversibles inspirados en la naturaleza, diseñados para durar más, adaptarse mejor y extender la vida útil de cada pieza. “Todo fue muy orgánico. Vigo ha crecido conmigo”.
“Yo desde pequeña siempre he sido bien consciente con la naturaleza… siempre me ‘tripiaba’ que uno puede crear algo nuevo de algo existente”, recuerda añadiendo que cuando empezó a pensar qué quería aportar como marca, estaban recién saliendo las telas hechas de botellas recicladas y rápido conectó con el propósito.
Actualmente, la mayoría de sus trajes de baño continúan siendo con tela de botellas recicladas.
Una marca que ha viajado
Durante el 2016, Mariana recogió maletas y se fue a Miami, cargando el taller consigo. “Allí me conseguí un estudio que era prácticamente una caja de zapatos”, recuerda entre risas. En ese entonces, con lo que tenía, comenzó producción de manera más escalada. Instagram funcionó como su tienda virtual y los DMs como espacios de compra y órdenes. Incluso, aprovechando ATH Móvil como método de pago, antes de tan siquiera existir el lado “business” de la plataforma.
Eventualmente se mudó a Costa Rica, llevándose de nuevo su sueño en la maleta, una oportunidad que sacó otras partes de Vigo: “Allá me conseguí un equipo, y yo podía estar enfocada en lo que me inspiraba- las plantas, las flores… Podía estar más en el momento y en el diseño”.
Pero lo que desde afuera no se percibía era el reto logístico de esta movida: “Vivía en una montaña. Para enviar órdenes tenía que bajar hora y media al pueblo y despachar cajas por DHL. Los paquetes, entonces, llegaban a una amiga en Miami que los distribuía desde allá”. Mariana, mientras tanto, seguía cosiendo con rollos de tela que recibía de amistades que la visitaban en Costa Rica. Aunque toda una misión, nos comentaba que salía incluso más económico invitar a sus amistades a Costa Rica con rollos en mano, que pedir delivery individual de las telas- un proceso que tuvo que repetir varias veces para continuar con su marca. Talk about dedication!
El regreso, la pandemia, y el push que faltaba
Entre varios cambios personales, a finales de 2018, decidió volver a Puerto Rico- un paso que ayudó con su sistema de producción y facilitó muchas otras cosas. “Mi clientela está aquí. Mi familia está aquí”, dice.
Sin embargo, al poco tiempo, llegó la pandemia. Pensando en cómo reinventar y mantenerse a flote en un momento tan complicado, regresó a eso que en un principio la llenó de curiosidad por la moda: cogió pedazos de tela olvidados o sin uso, pero esta vez, los convirtió en mascarillas. “Corté como una loca, cosí como una loca y vendí como una loca”, recuerda Mariana.
Fue gracias a esto que pudo abrir su primera tienda en Guaynabo, montar un equipo de cuatro mujeres y, junto a una socia, eventualmente invertir en la maquinaria que le permite hoy imprimir sus propias telas desde Puerto Rico.
Lo próximo de… House of Vigo?
Vigo Swim opera hoy desde La Goyco en Santurce, donde Mariana imprime, cose y empaca. A veces sola, a veces con ayuda. “Tengo siempre sobre 50 ventas pendientes… ”, dice orgullosa del alcance de su marca, pero a la vez reconociendo el cansancio que deja operar todo un negocio sola.
Ahora, con 10 años de recorrido, Mariana siente que se aproxima el final de una etapa, recordando que eso significa el comienzo de otra. “Maybe la etapa de swimwear está llegando a su final (como pieza principal)... Maybe quiero explorar otras cosas dentro del diseño. Maybe coger cursos nuevos. Maybe irme para Guatemala a aprender teñido natural”, cuenta. “Llevo muchos años haciendo esto, ¿pero qué quiero hacer ahora? ¿Qué más puedo traer a la mesa?”, analiza Mariana.
Mientras explora ese “maybe”, ya tiene una idea casi clara de lo que podría ser la expansión de Vigo Swim. Ideas de algo “funky y tropical” que compartió con Trasiego, pero que no revelaremos aún- para no arruinar la sorpresa.
La colección, que aún no comienza a confeccionar oficialmente, podría incluso presentarse con un desfile íntimo en el patio de La Goyco a finales de este año. “Creo que me estoy inclinando por ahí con mi nueva aventura”, dice emocionada Mariana.
El behind the scenes
A través de los años, Vigo ha reafirmando su compromiso con un proceso más consciente de compra y producción, aunque no siempre sea lo más rápido.
Adentrándose en el behind the scenes de un negocio local, Mariana habló a Trasiego con total honestidad y transparencia sobre el cansancio, sobre la dificultad de ser artista y emprendedora a la vez, sobre lo fácil que es que todo se descarrile cuando la marca depende de una sola persona. “La realidad es que yo soy Vigo. Si yo no estoy bien, la marca no está bien”, enfatiza.
Por eso insiste en que hay que humanizar las marcas locales: Tener empatía. Dar espacio. “Si vas a comprar local, tienes que tener paciencia con quien hace estas piezas y recordar que estás comprando slow fashion”, dice. Sobre todo, recordar que no es una multi-empresa detrás de cada idea, diseño y elaboración. En muchos casos, como en este, una marca local se compone de una persona sola corriendo todas las bases.
Lo que ha sostenido a Vigo a través del tiempo no es una fórmula específica, es la voluntad de una creativa en seguir adaptándose, reinventándose y, a veces, hasta dándole sentido al caos. “Yo soy mitad emprendedora, mitad artista”, admite. Y aunque esa mezcla le ha traído cansancio, también le ha permitido crear algo propio que ha trascendido.
Por ahora, Mariana sigue diseñando desde la honestidad, con piezas que toman tiempo y con ideas que se hacen sentir, con la promesa de que lo que venga después para Vigo será igual de vulnerable y emocionante.
Para conocer más de Vigo y sus planes futuros, sigue sus redes sociales: @vigoswim.