Double Cake: 11 años haciendo negocios a su manera
Fotos por: Edrian Rodríguez (@edrianrod)
Si llegaste a Trasiego por primera vez, bienvenidx a nuestro recorrido por el Río Piedras que está comenzando a hacer ruido con un grupo de nuevos comerciantes. La primera entrevista nos llevó a Necromancy. Hoy, la conversación sigue con un espacio que creció desde la intuición, una cierta fijación o fascinación creativa y demasiadas desveladas: Double Cake.
La historia de esta marca, creada por Yaritza Lozano y Orlando Santiago, no nació en Río Piedras. Comenzó en la cocina de un apartamento en Cupey, luego se movió a un primer local en la Calle Loíza y, eventualmente, llegó a su nuevo espacio en Río Piedras.
Pero dicen por ahí que todo pasa por algo (y en el momento indicado). Esta historia es ejemplo de eso.
“Antes de Double Cake estábamos recién graduados de Artes Plásticas…”, nos comienza contando Yaritza, quien estudió Educación del Arte; mientras que Orlando estudió Diseño Gráfico. Ambos sentían haber llegado rápido a sus dream jobs después de graduarse… hasta que la realidad económica (y política) de Puerto Rico les cambió el escenario.
La Ley 7 llegó junto a varios despidos de plazas educativas. Entre ellas, la plaza de Yaritza como maestra desapareció. En ese tiempo su familia también migró en busca de mejores oportunidades y, de repente, todo lo que ella pensaba que sería su camino dejó de existir. “Eso fue como un shock bien grande… una depresión colectiva de ‘qué vamos a hacer ahora’”, cuenta Yaritza.
En medio de tanto cambio e incertidumbre, hubo un pasatiempo que, sin mucho planificar, los llevó a la curiosidad que les cambió el rumbo: los shows de hornear. Lo demás fue un efecto dominó.
Querer imitar los bizcochos estilo escultura que veían en televisión, la llevó a tomar una que otra clase. Eso los llevó a comenzar a crear sus propios bizcochos de gatos en forma de yin-yang o hot dogs para fiestas de amistades. Cada invitación social se convertía en práctica, y cada experimento era más ambicioso que el anterior.
Y, aunque Yaritza no tenía formación clásica en repostería, fue precisamente eso lo que terminó siendo su ventaja: no seguía reglas tradicionales. “Yo escojo otros caminos para llegar al resultado”, dice. “Estudiamos arte y cogimos clases de esculturas, así que teníamos idea de cómo se hacían las cosas en OTROS materiales…”, aclaró Orlando, recordando que llegaron incluso a usar cuerdas de guitarra y visitar ferreterías en búsqueda de materiales para sus esculturas de azúcar. Su misión se convirtió en traducir esos conocimientos de arte al bizcocho.
Esa mezcla de arte, intuición y ganas de resolver se convirtió en la fórmula que dio paso a todo.
DE HOBBY A TRABAJO… A IDENTIDAD
Algo que define a Double Cake desde el origen es la constante tensión entre arte y negocio. Yaritza lo dice sin miedo:
“Yo creo que no nací para hacer dinero… me chava mucho tener un producto que solo algunas personas puedan costear”.
“También sufrimos mucho del síndrome de embelequeros… Hacemos cosas no necesariamente con una mentalidad de negocios, sino de artistas. Pensamos en hacer lo más brutal del mundo y cuando por fin terminamos es como que ‘ok… ¿y quién va a pagar por esto?’, confiesa Orlando entre risas.
“Nuestro negocio nunca ha sido de generar mucho dinero. Genera más en satisfacción y propósito… Y muchas veces esa satisfacción no viene del dinero, sino de todas la gente que ayudamos a tener trabajo, de poder tener un espacio donde las personas puedan practicar y crear lo que quieran”, añade.
“Tener un negocio cambia tanto tu vida y hasta tu identidad”. - Yaritza
“Nuestra filosofía es no ocupar más espacio del que necesitemos; no crecer por crecer”. Aunque Yaritza y Orlando aseguran ser buenos “sobreviviendo” e “improvisando”, ya Double Cake cuenta con 11 años de “inventos” y éxitos. Si nos preguntas, suficiente prueba de todo su esfuerzo como comerciantes.
ABRIR TIENDA EN CALLE LOÍZA: EL GRAN SALTO
Con el tiempo, la cocina del apartamento en Cupey quedó pequeña. Luego de un intento que no se llegó a desarrollar en Caguas, en 2014 se dio la oportunidad de un local en la Calle Loíza, justo cuando estaban a punto de abrir reconocidos negocios, como Electroshock y Salgado Art Company (antes conocido como Color Conspiracy).
En un local completamente abandonado por años, con huecos en el techo y piso sin terminar, Double Cake vio potencial y decidió dar el salto.
“Pagar un local con bizcocho nada más no era rentable”, admiten. Así fue que Double Cake se transformó en un bakery completo: panes, galletas, mantecados, cupcakes (que Yari no favorecía mucho desde el inicio,, pero que el público pedía)… También entró un equipo: estudiantes de repostería, practicantes de instituciones locales y de Estados Unidos, gente con ideas “locas” que allí sí podían ejecutar. “Era una locura…”, dice Orlando sobre la operación. Pero era una locura que funcionaba.
A los dos años, no solo la Calle Loíza estaba cogiendo auge, sino que Double Cake se había convertido en un referente en Santurce. A tal nivel, que les hicieron propuestas para abrir un segundo negocio en Paseo Caribe, una experiencia que Yaritza recuerda como “buena, pero malísima a la vez”. Aprendieron que realmente lo que buscaban no era tener más. Tras varios sucesos con los que no estaban de acuerdo -y la llegada de Irma y María en 2017- optaron por verlo como señal y dejar ir el local.
Lo importante, para ellos, no era vender más o tener más tiendas, sino crear un espacio donde todos estuviesen bien y donde las ideas (por tan poco convencionales o distintas) pudieran ejecutarse.
Desde aquel primer “taller” pequeño en la Loíza, Double Cake creció.
LA LLEGADA A RÍO PIEDRAS
Pasó mucho entre un desastre natural (huracán) y otro (pandemia), pero con el aumento desenfrenado de las rentas y el cambio de ambiente en Calle Loíza, Yaritza sentía ya querer salir de este espacio y comenzar a buscar un nuevo local para alquiler. Fue en ese proceso donde entran, casi en cue, Des y Zal de Necromancy. Si ya leíste su entrevista… you know!
“Ellos llevaban años en esta campaña de mencionarnos Río Piedras”, comenta Yaritza. “Zal hasta entró al edificio de al lado que habían recién limpiado, y nos tiró fotos y videos”, recuerda. “Yari también empezó a darle vueltas a la idea de comprar un edificio”, añadió Orlando, particularmente porque Necromancy también estaba en ese proceso.
Hubo debates internos sobre cómo sería esa tienda en Río Piedras: ¿venderían café o no? ¿tendrían vitrina o no? ¿llegarían los famosos cupcakes a los que Yaritza les huye? Las preguntas eran muchas, pero ambos estaban claros de que querían simplificar sus operaciones.
Un día de febrero de 2022, la pareja fue a visitar Necromancy. Casi como planificado, en el edificio de al lado (el mismo edificio del video), un realtor estaba peleando con un candado viejo. Se acercaron, lo vieron por primera vez en persona y “cuando abrió esa puerta, el espacio era perfecto”.
“Todos nuestros ahorros se fueron en este edificio, porque lo apostamos todo”, cuentan. La decisión significó arrancar desde cero en un momento donde su contrató en la Loíza justo había culminado. “Nos llevamos todo de Calle Loíza, hasta el piso, y empezamos a movernos para acá poco a poco”.
Pero para ellos, la mudanza no era solo un cambio físico; era parte de una visión más grande, cerca de sus amistades y nuevas ideas. “Siempre pensé que lo que ayudaría el área era abrir comercios nuevos cerca uno del otro”, dice Orlando. Esa filosofía venía de lo vivido en la Loíza. “Todas las experiencias que tuvimos (allí), estamos tratando de aplicarlas aquí”. Pero parte de esa lección es entender cómo un área puede transformarse… para bien y para mal.
“Allá había una comunidad muy chula y con el tiempo la experiencia se fue dañando; vimos ese cambio, así que la misión es que eso no pase aquí”, añade Orlando. Por eso hablan con tanta intención de comunidad: “El sentido de comunidad es lo más chévere que tiene este espacio y de lo que está pasando en Río Piedras, y todos estamos en esa misma mentalidad de que esto no se dañe y no se convierta en lo que sucedió en la Loíza”, confesó.
Ese compromiso lo comparten con los negocios vecinos. “Hay mucho compromiso de todos”, aseguran ambos. “No todo es hacer dinero”.
Al convertirse también en arrendadores del edificio, asumieron una responsabilidad nueva que les ayuda en su compromiso con el área: “Ahora tenemos cierto poder de controlar el precio de nuestra renta, pero dentro de eso hay un tema que tocamos mucho con Zal y Des. ¿Hasta qué punto podemos cuidar y curar la oferta de negocios que abren aquí?…”, cuestiona Yaritza.
“También aquí en Río Piedras hay una cultura de resistencia y de lucha, y eso ha ayudado mucho en comparación con otros espacios donde no hay comité u organizaciones”, resaltó Orlando. Aun así, reconocen que la comunidad no puede hacerlo todo sola: “Obviamente también tiene que haber un apoyo del gobierno y Municipio, porque al final del día como comerciantes y residentes llegamos hasta cierto punto”.
A veces, admiten, solo queda la esperanza: cruzar dedos para que quienes compran en la zona lleguen con buenas intenciones y no con planes de “explotar” el espacio. Mientras tanto, han decidido enfocarse en lo que sí pueden controlar: los espacios dentro de su propio edificio.
Hoy, Double Cake alquila todos sus espacios a varios proyectos locales. Entre ellos: El Templo, Selena Pizzería, un nuevo estudio de tatuajes y un espacio para dulas. Es parte de la visión de un Río Piedras diverso y con oferta variada.
Yaritza lo dice entre risas: “Yo estoy loca por retirarme”. Pero entre broma, anhelo y ofrecerle a Trasiego la venta de Double Cake (en dos ocasiones en menos de dos horas), ambos están claros de que están donde quieren estar y aseguran estar felices con su rol actual: mantener un espacio que cuide a la gente, donde puedan ver a su hijo crecer y seguir aportando al desarrollo del área.
Lo confirmamos. A pesar de los inciertos o de sus propias dudas, Double Cake continúa -once años después- creando, asegurando que cada cliente tenga una buena experiencia, fortaleciendo sistemas para que ningún bizcocho sea olvidado (esa historia épica vendrá en algún momento) y sosteniendo un espacio donde los detalles importan más que las métricas.
¡Quédate pendiente a nuestra serie de entrevistas para conocer la historia de nuevos comerciantes que decidieron apostar por Río Piedras!