Mucho Gusto: sabores, recorridos y una pausa compartida

Fotos por Edrian Rodríguez (@edrianrod)

Esta conversación marca el cierre de nuestra primera mini serie colectiva. Después de recorrer espacios, historias y proyectos que forman parte del día a día de Río Piedras, particularmente de El Callejón, cerramos este primer volumen en un lugar clásico y familiar que conecta la memoria, la pausa, la infancia y la idea simple -pero poderosa- de darse un gusto: Mucho Gusto, una heladería que prácticamente nació al otro lado del mundo, hasta encontrar su hogar en Río.

Pero antes de hablar de sabores, de ingredientes y del espacio, hay que hablar de Laura Pérez y de su recorrido. De todas esas capas que hoy convergen en una heladería que funciona también como punto de encuentro en Río Piedras.

Laura nació en Puerto Rico, pero su niñez se vio influenciada entre dos espacios: “Nací en Puerto Rico y a los dos años me fui a Tuskegee, Alabama”, nos cuenta. Su papá estudiaba medicina veterinaria y, aunque vivió nueve años fuera, los veranos siempre fueron acá- en la isla. Esa dualidad marcó su manera de ver el mundo.

Laura: “Aunque me crié allá, yo viví Piñones, viví el Chavo del Ocho, viví las paletas Pyco, Don Cholito… todas esas cosas las hacía y las vivía con mis abuelos cuando visitaba”.

Precisamente, de su abuela es que viene una cierta conexión con la cocina. “Creo que era una mujer súper avanzada para su tiempo”, nos comenta Laura de su abuela, una mujer curiosa y amante a la repostería, criada entre el campo y la ciudad - una inspiración para el amor culinario que comenzó a vivir Laura. La cocina siempre fue ese espacio de vínculo.

DEL DISEÑO AL HELADO

Aunque Mucho Gusto es todo un mundo propio en la actualidad, ese no fue el comienzo de Laura… Su comienzo lo fue el mundo del diseño. Estudió arquitectura en la UPR de Río Piedras y luego completó una maestría en urbanismo. Se enamora. Se muda a Nueva York, luego a Barcelona, Inglaterra, Hong Kong y Argentina. Fue estudiante, profesora de diseño, ilustradora y, entre todo el proceso, se convirtió en mamá de 3.

“Mi trayecto ha sido bastante variado”, nos comentó entre risas.

En Hong Kong, mientras criaba a sus hijos y se movía dentro de una comunidad de mujeres emprendedoras que también vivían “lejos de casa”, empezó a cuestionarse qué quería hacer y hacia dónde se dirigían sus planes. Fue ahí donde se cruzaron varias cosas: su intolerancia a la lactosa, su amor por los postres, sus recuerdos en la cocina con la abuela, y esa inquietud creativa que nunca se fue.

Laura: “Esa curiosidad e inquietud fue mi entrada al mundo de los helados”.

Todo comenzó en su cocina, literalmente. Con una máquina pequeña, libros de recetas, pruebas constantes y una red de personas que probaban, opinaban y le ayudaban a afinar el producto. Ocho meses después, ya estaba alquilando espacio en una panadería gluten-free: una oportunidad que le permitió oficializar su producto y, en parte, le obligó a combinar lo plant-based con lo gluten-free; un valor de la marca que continúa hoy.

Trasiego: ¿Recuerdas cuál fue el primer helado que te hizo decir ‘esto es lo que voy a hacer’?

Laura: “El helado de vainilla. Yo pensaba que si yo no podía resolver vainilla, no podía hacer nada”.

Resolver la base era resolver el concepto, y Laura lo veía como resolver “un brief de diseño o arquitectura”, algo en lo que se manejaba muy bien, aunque el mundo de helados fuese nuevo para ella.

VOLVER A PUERTO RICO Y ABRIR EN PANDEMIA

Laura regresa a Puerto Rico en el 2019 con mucho en mente y lista para comenzar desde cero, trayendo su concepto de helados consigo. Plant-based. Gluten-free. Accesible para distintos tipos de dietas y salud. Y, sobre todo, rico- probado y comprobado por Trasiego.

“Cuando regresé quería que el nombre de la marca reflejara nuestras tradiciones, nuestra cultura, esa calidez de las personas, y reconectar un poco con cómo me criaron. Hábitos simples, como decir: por favor, gracias, mucho gusto, un placer…”, nos cuenta Laura sobre decidir cambiar ciertos elementos que tenía la marca cuando la comenzó en Hong Kong, particularmente el nombre.

“En marzo de 2020 el mundo se va en shock”, recuerda. “Había una incertidumbre inmensa. Pero yo creo que en ese momento tenía menos miedo… sentía que no tenía nada que perder”, comenta Laura sobre abrir Mucho Gusto en medio de una pandemia. Una decisión bastante arriesgada, pero que partió de cierta intuición.

Mucho Gusto abre oficialmente en julio de 2020 en Trujillo Alto con una ventanita estilo take-out, producción intensa y Laura corriendo todas las bases.

Laura: “Yo solo abría un día a la semana. De lunes a viernes tocaba producción, sábado era de atender al público. Fue intenso y tuve mucho desgaste. Estoy agradecida, pero fue bien intenso”.

Además de su eventual participación en una aceleradora de negocios que le brindó sinnúmero de recursos para crecer la empresa, Laura enfatiza en que la respuesta inicial del público y la movida de la heladería fue orgánica. El word of mouth hizo su función y las personas rápidamente comenzaron a conocer de Mucho Gusto. Había un antojo colectivo de distracción y algo de dulzura en medio del caos, además era un concepto inusual para ese entonces.

DEL TAKE-OUT A CREAR UNA EXPERIENCIA EN RÍO PIEDRAS

Con el tiempo, Laura se dio cuenta de algo clave: la experiencia importaba tanto como el sabor. Según nos cuenta, había un elemento en su espacio de Trujillo Alto que faltaba: “No hay nada como entrar a ver el helado e interactuar con esa persona que lo está preparando, hacer preguntas, estar en un espacio agradable…”.

“El helado debería ser

una pausa.

Baja ese teléfono.

Habla con tu amigo.

Haz un date.

Ven en familia.

Conecta con esa parte análoga”.

- Laura

Esa misión y deseo la llevaron a imaginar algo más allá de una ventanita. Laura buscaba crear una experiencia, conectar con ese lado nostálgico de visitar una heladería y crear memorias. Fue buscando espacios y, en el 2023, Mucho Gusto llega a Río Piedras. No por casualidad, sino por intervención de... ¿adivinan? ¡Zal y Des de Necromancy! Dos de las personas que llevaban años apostando por el Callejón, le dijeron: por lo menos ven y mira el área.

Pero para Laura no era una idea muy lejana. Para ella Río Piedras también es memoria. Es su paso por la universidad. Es su abuela comprando ingredientes en la plaza los sábados. Es nostalgia, pero también futuro.

Casualmente, ese día de visita cruzaron camino con uno de los empresarios y dueños de edificio en el área, y tenía un espacio disponible. Y así, Laura confiesa inmediatamente haber sentido todo el potencial de Mucho Gusto en El Callejón.

SABORES LOCALES, MENÚ Y CREATIVIDAD CONSTANTE

El menú de Mucho Gusto cambia todos los meses. Entre ellos, se pueden apreciar sabores de temporada, referencias del momento, y mucha experimentación.

Laura: “No solamente nos dejamos llevar por los ingredientes seasonal. También tiene que ver con el mood; con lo que está pasando”.

Vivir fuera, también afiló su conciencia sobre el valor de lo local- reconociendo durante su vida en Japón que no había comparación y recalcando siempre que viene de una isla “que tiene una fruta espectacular”.

Ahora, Mucho Gusto prioriza ingredientes locales siempre que puede: guineos de Humacao, melones de Jayuya, chinas, jengibre... “Siempre algo en el menú tiene que tener algo de acá (de Puerto Rico)”, nos comenta.

¿Cuáles son esos sabores casi “residentes” en el menú? Entre ellos están los gustitos con coco, lavanda, chocolate, parcha, y fresa melón. En las opciones hay también paletas, bocados, pintas, y hasta opciones para mascotas.

Para crear nuevas combinaciones, Laura simplemente entra a la cocina a experimentar. No obstante, también se ha formado profesionalmente en helado, participando activamente de espacios educativos y convenciones intensivas. Para ella, seguir aprendiendo es volver a enamorarse del proceso.

MUCHO GUSTO COMO ALGO MÁS GRANDE

Hoy, Mucho Gusto es una heladería creativa que se ha convertido en espacio de encuentro para familias y grupos. Es un espacio vivo que contempla talleres para la comunidad y para estudiantes, colaboraciones con otros empresarios, y sinnúmero de experiencias que llaman Momentos.

Laura: “Quiero que Mucho Gusto trascienda el helado”.

Antes de cerrar la conversación, le preguntamos qué le diría a la Laura de hace 11 o 12 años. Su respuesta fue tan clara como la de Alejandro Bobet de BOBET’s Bakehouse, incluso citándolo: “Esto es un deporte extremo”, nos dijo entre risas. Sin buscar romantizar la complejidad del emprendimiento en Puerto Rico, Laura le diría a su ‘yo’ de hace 12 años que “va a ser extremadamente retante”. “Vas a dudar de ti muchas veces, vas a perder energías, vas a perder valentía, pero al final va a pasar algo que es gratificante, y te recuerda el por qué lo estás haciendo. Vale la pena”, añadió.

“Tienes que tener un propósito, tiene que haber algo más allá del dinero. Si no, no se sostiene”, aseguró. En sus palabras, emprender es propósito, comunidad y sentido.

Mucho Gusto cumple con el propósito que visualizó Laura desde el comienzo, conectando todos esos momentos y detalles de identidad- no solo suyos, sino de miles de familias y personas que le visitan. Al final, si pudiésemos resumir, Mucho Gusto es combinación: de sabores, de historias, de mundos que se encuentran en una bolita de helado y en una pausa necesaria en medio de Río Piedras.

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